¡Hola chicos!
Hoy, después de rezar, hemos estado viendo lo que es el Adviento. ¡Qué alegría! Jesús, la persona que más nos quiere, desea venir a nuestra vida. No podemos recibirle de cualquier forma ¿verdad?
Por eso, hoy hemos intentado comprender el Adviento como un camino de preparación, que se parece a lo que hacemos cuando sabemos que alguien va a venir a nuestra casa.
Primero hemos visto que hay que LIMPIAR la casa, y esto lo podemos hacer mediante la Confesión y ensando un poquito, cada noche, cómo hemos vivido lo que hemos hechos, y en qué podemos mejorar.
Luego hay que ORDENAR la casa, la vida. Hemos visto que a lo largo del día empleamos mucho tiempo en cosas que no son tan importantes como otras, a las que dedicamos menos tiempo. ¿Qué hacemos? Pues ordenar nuestra vida, y darle tiempo a lo que de verdad tiene importancia (rezar un poquito más, hablar más con mi hermano, ayudar más a mamá, etc).
Después, ¡hay que ADORNAR la casa! Así estará bonita nuestra vida para Jesús, que se lo merece por lo que nos quiere. Y esto lo podemos hacer, haciendo las cosas pequeñas de cada día con una gran sonrisa y mucho amor. El amor que ponemos en cada cosa le encanta a Jesús.
Por fin, nos toca ALEGRARNOS. Esto parece fácil, pero se nos puede olvidar con facilidad que Jesús va a venir. Por eso, hemos pensado que está bien pensar en lo que va a ocurrir, en que Jesús viene a mi vida. Y porque esta alegría es tan grande, puedo compartirla con los demás.
Hemos terminado guardando a Jesús en el sagrario, pero hoy hemos añadido una frase más al "Señor mío y Dios mío", "Ven, Señor Jesús".
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